febrero 07, 2013

MORAIMA - RELATO CORTO SAN JUAN BOSCO


¿Y EL AGUA?


     En lo más profundo del bosque, entre álamos gigantescos, viejas encinas y pinos fuertes, vivían hace mucho tiempo tres diminutos duendes con orejas puntiagudas: Lucky, Lily, Sky. Eran los duendes guardianes de aquel bosque y cada uno tenía muy clara su función.
      Lily era delgada y deportista, Su pelo lila le llegaba casi hasta el cinturón. Descendía de una larga estirpe de curanderos y curanderas muy hábiles. Eran capaces de curar las enfermedades más raras que nos podamos imaginar: la tos de los canarios, la torcedura de pata de una rana…  Por eso se responsabilizaba  de los animales: les ayudaba en sus primeros paseos, les mostraba las cuevas secretas, las mejores frutas y semillas… 
     Lucky descendía de una familia de duendes acuáticos. En su grupo todos tenían unas pequeñas aletas en la espalda que le permitían nadar velozmente y hacer piruetas en el agua. Era fácil de reconocerlos por su color azul claro. Por ese motivo se encargaba de que el agua del río llegara a todos y que nadie la desperdiciara.

     Y Sky era el especialista en plantas. Era el jefe  de la patrulla, por su valentía e inteligencia. Su color verde lima-limón era visible en kilómetros a la redonda.  Provenía de una pequeña familia de duendes ingeniosos capaces de combinar las plantas de mil maneras para hacer medicinas o perfumes.
      
        Un día  Sky y Lucky , paseaban por el bosque y  notaron algo extraño en él:
-No notas algo raro en el bosque -dijo Sky.
-Si, es como si todo estuviera muy seco. Las hojas suenan demasiado al pisarlas, no oigo la cascada salvaje… -le contestó Lucky.
-!!El  arroyo debe de haberse secado por completo¡¡ -exclamaron los dos a la vez.
     Corriendo atravesaron el claro de las margaritas y en unos minutos llegaron a la orilla del rio-serpiente. En efecto, el riachuelo estaba seco. Asustados volaron a toda prisa para avisar a Lily. Debían investigar este preocupante suceso.
Al llegar, todos empezaron a hablar a la vez, y Lily no se enteraba de nada. Entonces ella les pidió que hablaran de uno en uno para poder enterarse. Cuando le contaron lo sucedido Lily sorprendida tuvo una idea genial: debían ir río arriba para encontrar lo que impedía que el agua del río corriese como siempre lo había hecho.
            
   Volvieron hasta el cauce del río, y entristecidos vieron como los peces intentaban sobrevivir con el poco de agua que quedaba. Sus ojos tristes les pedían ayuda urgente. ¡Tenían que encontrar una solución rápido o en poco tiempo todos morirían!
    Bordeando la orilla caminaron río arriba. Cada vez veían más peces deseperados, así que decidieron darse prisa. Al anochecer, cansados, decidieron parar. Y entre todos construyeron una cabañita de palitos donde pasar la noche. La noche se les hizo muy larga pensando en lo que podía ocurrir sino conseguían superar su misión. A la  mañana siguiente, preocupados pero animados, continuaron su largo y cansado  camino. De repente, alzaron la vista y se quedaron sorprendidos: tapando el río había una gran presa. ¿Quién podía ser tan egoísta para querer quedarse con todo el agua? Y Lily entristecida dijo:
-Seguro que han sido los gigantes invasores (así llaman los duendes a los humanos). Sólo estas criaturas pueden pensar tan poco.
     Sentados alrededor de un nenúfar en flor, empezaron a hablar sobre que podían hacer. Y todos llegaron a la misma conclusión: había  que destruirla como sea. Sky, que era muy observador, se le ocurrió que quizá con la máquina de brazo-colgante (a la que los gigantescos invasores llaman grúas) que se habían dejado y con ayuda de otros animales, podrían demoler la presa. Y a los demás les pareció muy buena idea.
  
    Con gran cuidado se acercaron hasta el tremendo instrumento. Todos lo tocaban con miedo, pero el valiente Sky saltó sobre una pared transparente y se metió dentro. Durante unos segundos todos estaban muertos de miedo ¿Se lo habría comido este gigante instrumento? Pero se tranquilizaron cuando lo vieron sentarse y empezar a manejar una especie de rueda y palancas. A gritos llamó a Lily para que le ayudase. Ella saltó a su lado y le fue diciendo que debían hacer para soltar el agua por el centro mientras Lucky se puso a toquetear los botones. De repente la gran grúa agarró un trozo de metal brillante con el que golpeó la presa una y otra vez hasta que la demolió.
    Todos estaban felices y empezaron a aplaudirles. Pero, de lo que no se dieron cuenta, fue de que uno de los gigantes-invasores estaba observando todo lo ocurrido desde una tienda de campaña que había montado para echarse una siesta. Muy enfadado, salió corriendo hacia la grúa dispuesto a pararlos. Pero nuestros amigos, al notar que iba a por ellos, decidieron terminar lo más rápido posible y huir. Veloces, subieron en una hoja de álamo y agarrando sus bordes se lanzaron sobre la cascada de agua que salía de la presa destruida. Este barquito casero era más resistente de lo que parecía.

     Bajaron arrastrados por la corriente hasta llegar al claro de margaritas. Allí todos los animales del bosque les esperaban encantados  para felicitar a sus héroes. Y el alcalde Bellotín de Bellotus les entregó la bellota de plata como agradecimiento por su acto heroico.
 FIN
¡FELICIDADES A MORAIMA CASTRO MÁRQUEZ!
2º PREMIO - CATEGORÍA INFANTIL - en el XII Concurso Nacional de RELATO CORTO SAN JUAN BOSCO, organizado por la ASOCIACIÓN de ANTIGUOS ALUMNOS SALESIANOS de POZOBLANCO.

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