abril 22, 2014

FELIZ DÍA del LIBRO

La historia del libro se hace festiva y surgen actividades literarias en toda España. Hoy, el día 23 de abril se celebra en todo el mundo el día del libro internacional.
El Origen del día del libro se remonta a 1926. El 23 de abril de 1616 fallecían Cervantes y Shakespeare. También en un 23 de abril nacieron – o murieron – otros escritores eminentes como Maurice Druon, K. Laxness, Vladimir Nabokov, Josep Pla o Manuel Mejía Vallejo. Por este motivo, esta fecha tan simbólica para la literatura universal fue la escogida por la Conferencia General de la UNESCO para rendir un homenaje mundial al libro y sus autores, y alentar a todos, en particular a los más jóvenes, a descubrir el placer de la lectura y respetar la irreemplazable contribución de los creadores al progreso social y cultural.
La idea original de la celebración del Día del Libro partió de Cataluña, del escritor valenciano Vicente Clavel Andrés, proponiéndola a la Cámara Oficial del Libro de Barcelona en 1923 y aprobada por el rey Alfonso XIII de España en 1926. El 7 de Octubre de 1926 fue el primer Día del Libro, poco después, en 1930, se instaura definitivamente la fecha del 23 de abril como Día del Libro, donde este día coincide con Sant Jordi - San Jorge, patrón de Alemania, Aragón, Bulgaria, Cataluña, Etiopía, Georgia, Grecia, Inglaterra, Líbano, Lituania, Países Bajos, Portugal, Eslovenia y México, y es tradicional que los enamorados y personas queridas se intercambien una rosa y un libro.
En nuestro Centro serán numerosas las actividades que realizaremos, coordinadas por el Seminario de Lengua y Literatura: confección de marcapáginas, elaboración de paneles, lecturas por cursos de grandes obras de la literatura universal... 
¡Y nos regalaremos un libro, dos aventuras, tres pasiones, cuatro secretos, cinco viajes fantásticos, seis tristezas, siete besos, ocho emociones, nueve versos...!

abril 19, 2014

Fallece GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ

Ilusiones para el Siglo XXI
Gabriel García Márquez pronunció este discurso el 8 de marzo de 1999, en la sesión inaugural del Foro América Latina y el Caribe frente al Nuevo Milenio, llevado a cabo en París. 
Sirvan estas palabras, suyas, como homenaje a uno de los grandes escritores del siglo XX.

El escritor italiano Giovanni Papini enfureció a nuestros abuelos en los años cuarenta con una frase envenenada: “América está hecha con los desperdicios de Europa”. Hoy no solo tenemos razones para sospechar que es cierto, sino algo más triste: que la culpa es nuestra.
Simón Bolívar lo había previsto, y quiso crearnos la conciencia de una identidad propia en una línea genial de su Carta de Jamaica: “Somos un pequeño género humano”. Soñaba, y así lo dijo, con que fuéramos la patria más grande, más poderosa y unida de la tierra. Al final de sus días, mortificado por una deuda de los ingleses que todavía no acabamos de pagar, y atormentado por los franceses, que trataban de venderle los últimos trastos de su revolución, les suplicó exasperado: “Déjennos hacer tranquilos nuestra Edad Media”.
Terminamos por ser un laboratorio de ilusiones fallidas. Nuestra virtud mayor es la creatividad, y sin embargo no hemos hecho mucho más que vivir de doctrinas recalentadas y guerras ajenas, herederos de un Cristóbal Colón desventurado, que nos encontró por casualidad cuando andaba buscando las Indias.
Hasta hace pocos años era más fácil conocernos entre nosotros desde el Barrio Latino de París que desde cualquiera de nuestros países.
En los cafetines de Saint Germain de Prés intercambiábamos serenatas de Chapultepec por ventarrones de Comodoro Rivadavia, caldillos de congrio de Pablo Neruda por atardeceres del Caribe, añoranzas de un mundo idílico y remoto donde habíamos nacido sin preguntarnos siquiera quiénes éramos. Hoy, ya lo vemos, nadie se ha sorprendido de que hayamos tenido que atravesar el vasto Atlántico para encontrarnos en París con nosotros mismos.
A ustedes, soñadores con menos de cuarenta años, les corresponde la tarea histórica de componer estos entuertos descomunales. Recuerden que las cosas de este mundo, desde los trasplantes de corazón hasta los cuartetos de Beethoven, estuvieron en la mente de sus creadores antes de estar en la realidad. No esperen nada del siglo XXI, que es el siglo XXI el que lo espera todo de ustedes. Un siglo que no viene hecho de fábrica sino listo para ser forjado por ustedes a nuestra imagen y semejanza, y que sólo será tan glorioso y nuestro como ustedes sean capaces de imaginarlo.